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LA SAGA DE PIRATE GALAXY

N

Nemesis

Aquí comienza una de esas historias que posiblemente jamás tendrá fin. Empezaré escribiendo un texto ficticio y lo dejaré sin terminar. Alguién tendrá que continuar un trozo en el siguiente post dejando su continuación abierta para el siguiente, y así continuamente. Tal vez salga un un Premio Principe de Asturias de Esto ;)

Se aceptan ilustraciones para acompañar los textos, pero sin pasarse con el tamaño.


LA SAGA COMIENZA.

Edron, una enorme Mina-Asteroide de 1300 kilometros de diámetro se aproximaba al sistema Antares tras cumplir sus 127 años de vuelta sobre su órbita al rededor de la estrella y así terminaba con sus 120 años de completo aislamiento del resto de la humanidad. Los mineros de Edron estaban realmente excitados, puesto que este acontecimiento les permitiría disfrutar del famoso asteroide-paraiso que se encontraba allí, y que solo una de cada dos generaciones de humanos de Edron tenía ocasión de disfrutar. Así pues estaban preparando su cargamento de minerales extraidos durante todo este tiempo para intercambiarlo por los bienes y servicios que les ofrecerían en Antares...


 

David925

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Feb 25, 2010
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En ese ciclo había habido una buena "cosecha", ya que el paso del asteroide cerca de una estrella hizo estallar parte de Edron a causa de la radiación, y lo que en su momento pareció una catástrofe se convirtió en un aluvión de pequeños trozos de asteroide repletos de filones de Crionita que aún no se sabía que existían en ése asteroide. Este suceso provocó que las naves remolcadoras estuvieran a pleno rendimiento por lo menos durante 20 años, recogiendo trozos de cristal y remolcando rocas ricas en Crionita hasta acercarlas a la superficie de Edron. Gracias a este “explosivo” suceso sus reservas de mineral tenían también Crionita sin refinar, mucho más cara que el mineral convencional, se avecinaba un ciclo de riquezas de lo más suculento.

Edron ya estaba bastante cerca del asteroide Hauss, el asteroide-paraíso, pero algo no encajaba, no había la típica tranquilidad que envolvía el asteroide, además, la parte más polar de Hauss había perdido su tono turquesa que exhibía esplendoroso a causa de los extensos lagos de agua cristalina y sus grandes llanuras, se había transformado ese color verde-azulado en uno más lúgubre, parecido al color de la tierra pantanosa. Pero eso no les preocupaba , hacía 120 años que no veían Hauss, ¿acaso no podía ser que hubiera cambiado su superficie?

Justo en el momento en que algunos de los mineros con menos paciencia estaban a punto de tomar sus naves para dirigirse al Jefferson, el hangar comercial más grande de Hauss, todo el mundo que observaba el asteroide pudo ver un gran destello en la órbita de Hauss que se desvaneció al instante. Eso preocupó a los más ancianos y a los más avezados en el arte de la guerra. Un destello de ése tipo sólo podía significar una cosa: una batalla…
 

Corso

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Feb 25, 2010
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En ese momento, se puso en marcha la gran máquina militar baticiando lo peor.

Desde ese momento se refrescaron las memorias de los ancianos recordando las historias que les contaban sus abuelos de la guerra mantenida contra los "Klarbul", una raza de alienigenas en algunos rasgos parecidos a los humanos, pero con una mentalidad depredadora y expertos en la eliminación de planetas.

Esta raza utilizaba una tecnología muy avanzada para tomar de los planetas su energia matriz, descomponiendo las particulas y aprovechando solamente los "Polarones"(Son cuasipartículas cargadas en movimiento que están rodeadas de iones en un material). Esto significaría el fin del planeta por agotamiento y la extinción de la raza humana en el mismo.

Los mandos militares comenzaron a movilizar la pequeña flota estelar con la que contaban, y a mandar una escuadra de reconocimiento para comprobar si realmente lo que ellos pensaban,,,, era lo que estaba ocurriendo.

 

ASFALTO666

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Feb 25, 2010
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Mientras la pequeña avanzadilla se preparaba para acercarse a lo que ellos recordaban como un planeta rico y lleno de vida,aquel extraño resplandor les sorprendio de nuevo,pero muchisimo mas fuerte que antes, seguido de un desprendimiento de un trozo de la superficie del planeta y.......... se aproximaba hacia ellos.

Eso no era lo que los ancianos habian descrito sobre el futuro que les esperaba,el temor empezo a infundirse entre todos los humanos y reino el panico,pero en ese momento aparecio una persona que todos consideraban solo un cuento de niños,pero que todos guardaban en su memoria imagenes de un heroe con traje negro y casco dorado,su nombre habia quedado en el olvido desde hacia eones y de repente su figura empezo a elevarse por encima de todos y reino el silencio.

De repente una voz grave pero afable resono dentro de la cabeza de todos y asi se expreso:
 
N

Nemesis

Y así habló la voz:

- Pueblo de Edron, habéis vivido aislados durante un siglo. En este tiempo la historia de la humanidad ha tomado un terrible camino. Todas las colonias humanas están siendo invadidas por una terrible raza de insectos Alienígenas y están acabando con nosotros. Yo, Zagor, nieto del legendario Zagor el Aniquilador os pido que os unais a mi flota para enfrentarnos a esta temible amenza. Solos estamos acabados, pero si os unís a mi prometo guiaros a la victoria.

 

David925

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* 1 cel = 20 minutos aprox.

En la holopantalla de la mesa se repetía el mensaje que se emitía también en todas las instalaciones de Edros:

-Según fuentes no oficiales el Asteroide Hauss, nuestra base comercial más cercana a nuestra ubicación actual, está bajo el asedio de una flota sin identificar. Según los informes que llegan del propio asteroide mediante mensajes de emergencia automáticos, el ataque se inició hace aproximadamente 12 celes. En uno de los ataques, parte de la superficie de Hauss se ha desprendido y , aunque aún no se han podido hacer los estudios pertinentes, los expertos coinciden en que su trayectoria pasará muy cerca de nuestra área de seguridad, pudiendo impactar con la superficie de Edros. Las autoridades aún no han hecho ningún comunicado oficial, pero han informado que harán uno en breve. Les mantendremos informados de nuevos acontecimientos-.

En presidente apagó la holopantalla con desánimo, se sentó en el sillón detrás de la mesa, miró a los miembros de la sala y dijo: -Informen-.

Empezó el científico: -Si señor, según los últimos análisis de las trayectoria del meteorito podemos deducir que su superficie impactará con las superficie de Edron en la parte de la Plana de Halfin. La potencia del impacto es imprecisa, ya que el meteorito está en rotación sobre su propio eje y su superficie es bastante irregular. En el peor de los casos el impacto afectará a esa zona y a la totalidad de las instalaciones de los sectores 3 y 7, y los sectores 1, 4, y 12 se verán afectados de forma parcial. Además se deben tener en cuenta los dos trozos más pequeños que siguen al asteroide y que afectaran pequeñas zonas del sector 23. También hemos analizado el efecto del impacto en nuestra trayectoria y hemos llegado a la conclusión que nos desviará un máximo de 1,7 grados de nuestro plano actual, no impactaríamos contra Hauss pero podríamos tener problemas a la hora de pasar cerca de la estrella Vega-.

El presidente miraba fijamente al científico, sabía que lo que le decía era una catástrofe, miles y miles de mineros morirían en el impacto principal y el resto probablemente mueran en el ataque de la maldita “flota misteriosa”. Miró por la ventana para intentar desviarse de la conversación actual y buscar un momento para recuperar su serenidad y proseguir con el informe.

Tras las placas de acerglass de su ventana podía ver un sinfín de cubículos en forma de latas partidas por la mitad, donde cada una de ellas tenía un número que la identificaba. Sabía que en cada uno de esos recintos vivían un centenar de modestos y trabajadores mineros. Estas estructuras se extendían por la vasta superficie del asteroide. Cerca del horizonte se podía deducir la silueta de un edificio descomunal en forma de cubo con centenares de chimeneas que salían de su parte más elevada. Era la mina, allí se recolectaban los minerales y se almacenaban para su posterior venta en los mercados de los lugares por los que Edros pasaba cercano.

Quiso desaparecer para librarse lo que se le avecinaba, pero sabía que no debía hacerlo, que debía responder y con rapidez. Abrió los ojos de volvió a girar para dirigirse a los presentes y esperó a que continuaran. El siguiente en informar fue el general de la Guardia de Edros:

-Utilizando los datos del laboratorio hemos estimado que el número de bajas rondará los 12.000 habitantes en el peor de los casos y los daños materiales reducirán nuestras reservas de minerales al 70% sin contar las posibles pérdidas de almacenes en otros sectores. Las posibles situaciones de disturbios después del impacto sugieren…-

-¿Reservas de comida?- cortó el presidente.

-Suficientes, podríamos llegar hasta Terasa con los víveres almacenados actualmente, señor - informó el General.

El presidente tragó saliva y preguntó, aunque ya sabía la respuesta: -¿Tenemos algún tipo de arma o instrumento con el que podamos destruir o desviar el meteorito? -.

-No señor, solo disponemos de armas de mano antipersonales y de algunas naves de remolque y pequeñas naves con cañones de disrupción para desmenuzar la roca a pequeña escala, no tenemos nada con lo que atacar ese meteorito, señor -.

El presidente dijo: -¿De cuánto tiempo disponemos? -.

-¿De aproximadamente unos 32 celes, señor?- Le informó el científico.

Se hizo un silencio tenso durante un minuto, el presidente aceptó la situación. Mandó a sus miembros del cuerpo armado que empezarán la evacuación del asteroide, mandó a su servicio de burocracia que informara a la televisión local que hará un comunicado, al resto les envió a las naves de escape.

Todo el mundo salió de la sala, todos menos Adir, su segundo al cargo, jefe del Servició de Informaciones. Este instituto se encargaba de recabar información y personas que parecían imposibles de conseguir para un guardia. Adir se acercó a la mesa del presidente y le extendió un holodispositivo. El presidente lo encendió y empezó a leer lo que ponía mientras Adir le resumía lo que ponía en el informe.

-Sabemos que la flota atacante de Hauss forma parte de la Unidad naval de Klarbul. Sabemos que por lo menos hay 3 cruceros tipo Venom con armas de asalto planetario y un inhibidor de polarones cada uno. Además de esas le siguen un centenar de naves entre ellas fragatas Liifit y otras naves de tamaño medio y pequeño contando cazas personales- Hizo una pausa -Mi señor, esas naves tienen armas de punto, nuestras naves solo tienen escudos antichoque para los meteoritos, no tenemos ninguna posibilidad contra las naves klarbulanas, va a ser una masacre...-

-¿Crees que no se qué envío a la gente a una muerte segura? ¿Crees qué voy a poder vivir con esa carga encima de mis hombros? Pero al menos sé que tenemos más posibilidades de escapar de esto si salimos al espacio que si nos quedamos aquí -.

En ése momento sonó el interfono y apareció la cara la secretaria informando de que alguien sin cita previa pedía verse con el presidente de inmediato, se hacía llamar Zagor.

-Déjelo entrar, señor, yo lo he llamado- Dijo Adir sin vacilar.

El presidente asintió y acto seguido apareció un chico joven vestido con una camisa medio desabrochada y un chaleco que sostenía una pistola de mano y un paquete de cigarrillos. Llevaba unos pantalones negros y unas botas militares hasta media espinilla. Con voz soberbia y un tanto burlona dijo señalando al presidente: -¿Eres el mandamás de esta piedra sin rumbo? -

El presidente, un tanto disgustado se levantó mirando fijamente al muchacho y sin mediar palabra. Adir no sabía que decir. De pronto el chico soltó una risita y dijo: -Vaale, de acuerdo, lo siento. Es que llevo una mala mañana, ¿sabe?, sus sabuesos no paran de seguirme pensando que son un mafioso o algo así… solo quiero jugar al zaak… ¿Es malo eso?-

-Recuerde que está aquí porque nosotros hemos querido, si lo hubiéramos deseado lo habríamos dejado flotando en el espacio sin rumbo.- Adir hizo una pausa -Su buena fama lo precede, señor Zagor, pero en persona no asusta tanto como dicen…- dijo Adir dando vueltas alrededor del muchacho de forma amenazante.

-Oiga, “señor”, eso que dicen de mí no es verdad, solo sirve para ligar con las chicas. Siempre va bien adornar las cosas, ¿no cree?- Dijo Zagor.

Adir hizo ademán de dibujar una sonrisa con la boca, pero no sonrió y miró fijamente al chico: -Siéntese, por favor- Zagor obedeció -Vamos a hacer un trato, ya que el zaak es ilegal en éste asteroide estamos a dispuestos a hacer un esfuerzo y dejarle tranquilo si usted nos ayuda a nosotros con un problema que tenemos, ¿qué le parece?-

El chico pensó un segundo y dijo: -No pienso matar a nadie, tengo mis principios…-

Adir esbozó una sonrisa y luego prosiguió: -No señor Zagor, no tiene que matar a nadie. Lo que tiene que hacer es destruir algo un poco más grande, digamos, del tamaño de un meteorito-

Zagor parecía extrañado cómo si no entendiese lo que le estaban diciendo. Adir empezó a explicarle la situación, tal como iba descubriéndola Zagor se iba horrorizando: -Vaya la cosa está un tanto peliaguda para vosotros, pero no puedo evitar la pregunta: ¿Qué les hace pensar que les voy a ayudar?-

- Sabemos que la flota que ataca Hauss es un grupo de ataque klarbulano, en el caso de pudiera escapar del asteroide tendría toda una flota de cruceros y fragatas detrás de usted, y les aseguro que sería difícil darles esquinazo.- Dijo el presidente, que no había mediado palabra en todo este rato.

Que hablara el presidente lo descolocó, además el tono de solemnidad que usó le hizo entender la verdadera gravedad de la situación. Había muchas vidas en juego. Además de la situación del meteorito había la posterior situación de la flota klarbulana en Hauss. Edron estaba entre la espada y la pared y ya no había margen de maniobra, era actuar o actuar.

El chico miro los ojos del presidente, irradiaban convicción y tristeza. Esa mirada le hizo volver a su pasado. Había desperdiciado su vida y la de sus amigos haciendo de mercenarios cuatreros, atacando objetivos sin ningún tipo de valor, gastando lo que conseguían en azar, bebida y mujeres. Eso no era vida, no, desde luego que no. Recordó lo que era su vida antes de esa época oscura, cuando era piloto de la Escuadra Zagor fundada por su abuelo y reconducida por su padre. Esos sí que eran buenos tiempos, pero el escuadrón Zagor se desvaneció cuando su padre murió en una batalla en Mizar y él era demasiado joven para liderar el escuadrón, entonces los demás pilotos se enzarzaron en una pelea para saber quien se merecía ser el líder. Esa disputa no tuvo resultado y el Escuadrón se disolvió. Zagor decidió tomar su propio rumbo y trabajar en pequeñas misiones para poder sobrevivir, y desde entonces no ha habido ningún momento digno de recordar.

-¿Si les ayudo me prometen que los guardias dejarán de seguirme?- Dijo de pronto Zagor.

-Al instante- Dijo Adir sin pensárselo.

-Y además quiero abrir una cantina donde se pueda jugar al zaak y que no me cobren impuestos de por vida- Añadió Zagor viendo la predisposición de los presentes.

-Creo que podremos mover algunos hilos- dijo el presidente con su característico tono de solemnidad.

Tras zanjar el acuerdo Zagor se quedo un instante pensativo y dijo con una sonrisa malévola en la boca: -Quiero todas las naves remolcadoras y todos los explosivos que puedan conseguir en la puerta del hangar 16, nos veremos allí.- Y tras decir eso salió por la puerta en dirección al hangar.
 

ASFALTO666

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Feb 25, 2010
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El hangar,repleto de gente,no era mucho mas ruidoso que una tumba,las cabezas de toda una flota bajadas y las miradas perdidad atravesando el suelo hacia ninguna parte.De repente todas las cabezas se alzaron hacia la puerta superior del hangar y hacia la extraña figura que alli aparecio,inmersa en sus propios pensamientos de epocas en las que habia sido un heroe.

Asi mismo recordaba la fuente de una energia hacia tiempo olvidada y enterrada,por su gran peligrosidad.Era una fuente minuscula de energia,pero cada centimetro cuadrado era 100 veces mas pesada que una enana marron.EL sabia que si conseguian remolcarla asta alli,podrian desviar el meteorito ya que esta extraña fuente de energia podia ser polarizada positivamente o negativamente, atrayendo o repeliendo grandes masas de materia.Su ubicacion la conocia bien,la parte mas profunda de lirys,la cuestion:remolcarla a tiempo y conseguir aun asi resistir el ataque.

No solo remolcarla seria un problema,sino acercarla lo suficiente a el asteroide para su expulsion,pero debia tomaR DECISIONES RAPIDAS para organizar dos contingentes,uno de busqueda y remolque, y otro que mantuviese bia limpia para el regreso.........

-¿Se puede saber que hacemos aqui parados mientras todo se esta llendo al traste?.-le interrumpio el jefe de la flota que alli habia preparada sacandolo de su estupor.
 

David925

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-¿De cuántas naves disponemos?- preguntó Zagor.

-Entre los cargueros y las naves particulares hay suficientes para toda la población- respondió el general de la Guardia, precipitado almirante de la flota.

Zagor asintió, -¿Y naves remolcadoras?- añadió después de un instante.

-De momento hay 2 en este hangar, pero hay 5 más de camino de los otros hangares, tardarán un máximo de medio cel- Dijo el oficial.

Zagor miró hacia las dos naves remolcadoras. Eran unas naves de tamaño medio, más o menos como una nave de la serie Anin-2000 de Antares. Medían unos 4 metros de alto, 3 de ancho y 7 de largo. El casco estaba reforzado con Permanita, que la hacía inmune a los golpes de las rocas espaciales, fuesen del tamaño que fuesen. Tenía una forma más bien cuadrada, y la cabina se prolongaba como un saliente en la parte delantera del cubo principal. Sus dos impulsores de Iones le daba potencia suficiente para moverse de forma ligera, pero estaba claro que no tenía nada que hacer frente a la velocidad de una nave unipersonal de los Klarbul, y menos contra sus armas de punto. Bajo la cabina había un gran cañón tractor que era el remolcador. Estos cañones proyectaban un haz de iones cargados en función del material que se quería remolcar, eso provocaba el acercamiento o alejamiento de la roca a la nave. Según la potencia y la polaridad del rayo se podía remolcar una roca acelerándola o frenándola en dirección a la nave o en dirección opuesta. El rayo tractor no era muy potente, estaba pensado para remolcar rocas del tamaño de un carguero como mucho, el meteorito era muchísimo más grande. Estaba claro que con todas las naves remolcadoras no podrían desviar la roca que se les acercaba.

Pero ése no era el plan inicial de Zagor, sino uno muy distinto.

Al lado de las naves remolcadoras se encontraba un quinteto de naves unipersonales de lo más variopinta. Eran sus compañeros de fechorías. Estaban poniendo a punto sus naves. Una de las naves era una Anin-12 Parsec, la nave de Golle, el único compañero que siguió con el cuando abandonó el escuadrón Zagor. Un gran tipo, y en todos los sentidos. Era corpulento, con el pelo negro azabache muy corto y con unas líneas rapadas en los laterales, que le iban de las seines hasta justo detrás de las orejas. Vestía un chaleco-armadura de color rojizo y blanco metálicos y unos pantalones negros con unas botas de color gris oscuro. Siempre apoyaba a Zagor y siempre le aconsejaba para que no se metiera en líos, aunque al final éste no le hiciera mucho caso. Un gran tipo sin duda.

Al lado de la Nave de Golle se encontraba la de Yojima, una STAM-R Shock equipada con tecnologías de las que aún Zagor desconoce su origen. Yojima era un portento de la mecánica, había modificado su nave de tal manera que podía disparar ráfagas de iones de forma consecutiva sin quemar los condensadores. Era un genio, pero un tanto manazas, porque intentó hacer lo mismo para la nave de Zagor y casi se queda sin ella. Yojima incluso había conseguido instalar un generador de campo de iones en su nave que era capaz de proteger todo lo que estuviera a menos de 100 metros a la redonda, era increíble. ¡Esa nave era un maldito generador de escudos por si sola! Yojima estaba debajo de su nave usando un cortador de fusión, seguramente retocando alguna cosa más antes del despegue. Era más bien de complexión delgada, con el pelo castaño oscuro. Vestía una chaqueta de plastiflex negra con correas encima de una camiseta amarilla. Llevaba unos pantalones anchos negros que aún le hacían más delgada la parte de arriba. A simple vista parecía un mequetrefe, pero engañaba, ya que de sus bolsillos podía sacar cualquier cosa, y seguro que disfrutaba más atacando a alguien con un percutor de cristacero que con una pistola de mano.

Al otro lado de la nave de Golle estaba Max con su MST-X Fusion Storm. Max era de esos tipos que es mejor tenerlo como amigo. Tenía la costumbre de disparar y luego preguntar, la verdad es que era difícil la relación con él, pero era noble, aunque un poco arrogante. Zagor mismo ha tenido más de una discusión con él, pero nunca han llegado a más que palabras gracias a que Golle se ha metido por medio a tiempo. Max era un hombre corpulento, con el pelo rubio y largo, recogido en una coleta. Tenía una gran cicatriz en una ceja, a causa de una discusión en una cantina. Seguramente hubiera muerto esa noche si no fuera porque los demás se metieron en medio. Vestía una camiseta sin mangas de color blanco y unos pantalones de color verde. Su cuerpo estaba lleno de tatuajes, cada uno de ellos de una cárcel distinta. El más destacado era el que llevaba en el puño derecho en el que pone “Sonríe mientras te mato”, Zagor se hacía a una idea de porque lo llevaba ahí.

Por último, delante de las otras tres naves y al lado de la de Zagor había la GC-3 Fusion Engineer de Leth, su última incorporación al grupo. Leth era un klarbulano desertor de la Marina de su especie. Nunca aceptó la mentalidad destructora de su raza y pronto decidió desaparecer de la Marina. Leth sabía que su decisión no le permitiría volver a casa o a cualquier planeta controlado por los Klarbul nunca más, ya que lo matarían tan pronto como entrara en la órbita del lugar. Zagor lo encontró un día con la nave medio destrozada levitando en el espacio, sin motores ni controles y con el sistema vital muy dañado. Había entrado en territorio Mantis sin darse cuenta y se encontró emboscado por un grupo de cazas que lo atacaron pensando que era un espía klarbulano. Pese a la reticencia inicial del resto de los miembros del grupo, Leth se ha ido haciendo un hueco en el escuadrón demostrando su valor y compañerismo, aunque Max seguía creyendo que era un espía. Leth tenía la complexión de un klarbulano: delgado, alto, con la piel muy clara y físicamente atractivo para las mujeres. Iba vestido con una coraza de color violeta y negro que le cubría todo el cuerpo, y llevaba unas botas negras. Tenía un aura alrededor que lo hacía misterioso, pero era solo una fachada, porque intentaba por todos los medios que Zagor y los demás lo aceptasen definitivamente en el grupo.

Al lado de la nave de Leth se encontraba la nave de Zagor, una STAM-X Shadow Sniper, una de las mejores naves unipersonales que se puede encontrar en la galaxia. Fue la nave de su padre, y la de su abuelo antes que él. Había vivido muchas batallas con ella.

Justo en el momento de empezar a lamentarse por haber apartado a un ladoesos momentos de su vida aparecieron las otras naves remolcadoras. Eso lo sacó de su pensamiento y lo devolvió a la realidad. Eran 5 naves iguales que las otras dos ya aterrizadas en el hangar. Entraron en el hangar cruzando el campo de contención que separaba la obertura del hangar del espacio exterior y aterrizaron al lado de las otras dos naves remolcadoras.

“Bien” pensó Zagor, “ya tenemos las naves, ahora solo faltan los explosivos”. Zagor se dirigió al piloto de una de las naves remolcadoras y le dijo: -¿Ya están de camino los explosivos?-

-Sí señor, los cargueros con los explosivos venían detrás de nosotros- respondió el piloto.

Acto seguido aparecieron dos cargueros frente a la entrada del hangar que se pusieron al lado de las naves remolcadoras. Los compartimentos traseros de las naves se abrieron y los guardas presentes empezaron a descargar los explosivos en el hangar. Todo estaba listo para ponerlo en marcha.

Zagor se giró al piloto de su lado y le dijo: -¿Cuál es el mejor piloto que tenéis y cuál es la mejor nave?-

-La nave más rápida que tenemos un transporte Anin-1300 con un acelerador básico. El mejor piloto de Edros es Athel, el cabo de la Guardia- dijo el piloto.

Zagor asintió y dijo -Vale, quiero que busques a ese tal Athel y que venga aquí, también quiero ese transporte de inmediato en el hangar. ¡Yojima!-

En el momento Yojima salió de debajo de su STAM-R Shock y miró hacia Zagor. -Quiero que desinstales mi propulsor de salto estelar de mi nave, ¿De acuerdo?- dijo Zagor. -No preguntes, solo hazlo- añadió al ver que Yojima ponía cara de extrañado. Y mientras Yojima se dirigía a su nave él se ensimismó en la forma en cómo podían usar la maldita fuente de energía de Lyris.

Sabía que no daba tiempo a ir a buscarla y traerla, ya que solo les quedaban unos 26 celes antes del impacto, si es que los cálculos de los científicos eran correctos. El viaje de una nave de su posición a Lyris y volver ya era más largo, y si además le añadimos que tenían que remolcar una fuente de energía pesada seguro que aún tardarían más. No, eso no les ayudaría con el meteorito, pero si con la flota klarbulana.

En ese momento apareció el cabo Athel y le dijo: -¿Me buscaba, general?-

Esa frase desconcertó a Zagor. -¿General?- dijo con incredulidad.

-Sí señor, por orden directa del presidente es ahora usted el general de la Guardia, señor- añadió Athel -¿Cuales son sus órdenes, general?-

Zagor se quedó asombrado de su nuevo “rango”, seguramente el presidente lo hizo para evitar posibles problemas de acato de órdenes por parte de algún mandamás de la Guardia. Se volvió a centrar en Athel y le explicó lo que debía hacer.

Zagor le dijo que en Lyris había un viejo conocido suyo llamado Tobias Plank, un científico entregado a la investigación de la naturaleza de los Mantis en Carl Sagan, Terasa. Sabía que lo podría encontrar en Lyris y no en Terasa porque Tobias prefería hacer “pruebas de campo” en vez de estar cerrado en un laboratorio. Así que seguro que lo encontraría en medio de un atolladero con alguna nave Mantis en el satélite boscoso.

-Quiero que busques a ése hombre y quiero que le digas que te envía Zagor. También quiero que le digas que he vuelto a recomponer el escuadrón, él ya sabrá a qué me refiero. Quiero que le detalles la situación actual de Edros y Hauss y que necesitamos el Polarizador de Hypermateria, ¿Lo has entendido?- dijo Zagor.

-Sí, general, así lo haré- Dijo Athel sin relajar la postura marcial.

-Otra cosa- añadió Zagor -¿Ves ése hombre que está desmontando una pieza de esa nave? Se llama Yojima y es tu superior, él instalará un propulsor en tu nave Anin-1300 para que llegues a Lyris, ayúdalo en todo lo que puedas-

-Sí señor- Dijo Athel, y se encaminó hacia Yojima, quien no pudo retener una sonrisa cuando vio al cabo dirigírsele como si fuera su superior.

Zagor disfrutó de esa sonrisa un instante y luego se dirigió hacia donde estaba el almirante de la flota, actual general de la Guardia de Edros.

-Almirante- Dijo Zagor. El almirante se giró, se irguió y respondió con un “SÍ, señor” igual que el de Athel.

-Quiero que empiecen a evacuar todo el asteroide. Quiero a toda persona metida en un carguero u otra nave tan rápido como pueda, Tenemos 20 celes, almirante- Dijo Zagor todo decidido.

-¡Sí, señor!- dijo el almirante, que se giró en dirección a los guardas presentes y dijo -Ya lo habéis oído muchachos, ¡Vamos!-

Un momento después se oyó la voz del almirante por los megáfonos del asteroide indicando que toda la población debe acercarse a su hangar más cercano. El plan estaba en marcha.
 

David925

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-¡Golle!, ¡Max!, ¡Leth!, ¡Venid necesito que hagáis algo!- Los tres se acercaron -Creo que hay una forma de conseguir destruir o al menos desviar el meteorito, el problema es que solo tenemos una oportunidad- dijo Zagor

La idea de Zagor era utilizar las naves remolcadoras de Edros como naves “kamikaze” lanzándolas hacia el meteorito. Los compartimentos de carga de cada nave estarían llenos de los explosivos que habían traído los cargueros. Se remolcarían las naves hasta una distancia en la que pudieran usar sus cañones de tracción, pero no para empujar el meteorito, sino para precipitar las naves hacia él.

-Las únicas naves capaces de remolcar siete de esos trastos son las nuestras, así que nos tocará a nosotros acercarnos al meteorito. Golle, quiero que cojas esos magnetolinks que hay allí y que los pongas dos a cada nave, uno en cada lateral, cuando los activemos mantendrán a las remolcadoras unidas, si necesitas ayuda llama a algún guarda- dijo Zagor. Los magnetolinks eran dos placas de ferroimán con un proyector de magnetrones que emanaba un rayo, ese rayo unía dos placas como si se tratara de un cable, pero mucho más resistente. Solo era cuestión de instalar un lateral de una nave y la otra en el lateral opuesto de la otra.

-Max, quiero que tú pidas los guardas que empiecen a cargar los explosivos en las remolcadoras, cuando estén cargados que los activen- añadió Zagor -Y tu Leth, pon un magnetolink en cada una de nuestras naves, dos de ellos en el lateral derecho y dos en el izquierdo. No le pongas ninguno a la nave de Yojima, él estará detrás estabilizando las remolcadoras con su campo de contención. Yo voy a hablar con Athel. Vamos muchachos, es nuestro momento de redimir nuestros errores pasados-

Dicho esto se giró hacia donde estaban Yojima y Athel. Ya había llegado la nave Anin-1300 y ya estaban terminando de instalar el propulsor de salto estelar. Athel ya estaba dentro de la cabina preparando la nave y comprobando que el propulsor añadido estaba bien conectado.

-Escucha Athel, descansa- dijo Zagor cuando se acercó a la cabina y vio que Athel erguía su postura -Quiero que te olvides de todo, cuando entres en órbita a Edros quiero que marques la ruta de Lyris y pongas en marcha el propulsor tan pronto como puedas. Olvídate de Edros, de Hauss y de todo ¿Me has entendido bien?-

-Sí, señor- dijo Athel. Se quedó un momento pensativo y añadió -Señor, ¿Cree usted que hay alguna posibilidad de salvar Edros?-

-Tú preocúpate de traer ese polarizador y yo haré todo lo que esté en mi mano para evitar que Edros desaparezca- dijo Zagor con una convicción que ni él mismo sabía que tenía. Esas palabras espolearon a Athel para que llevara su misión a cabo lo más rápido posible.

-¡Chicos! Es la hora preparaos para salir- dijo Zagor dirigiéndose a los miembros de su escuadra. Y los chicos se acercaron a sus naves. Los magnetolinks estaban instalados en todas las naves y un par de guardas estaban terminando de activar los explosivos de una remolcadora. -Almirante, lleve todas las naves al sector 22 y esperen órdenes-
 

David925

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***Si os parece bien, en la próxima aportación empezará el capítulo 2. ^^ ***
 
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Nemesis

LOL!

A mi me parece genial. Muy buenos textos, se nota que hay talento aquí :)

Aprovecho para recomendar la lectura de "El Juego de Ender" de Orson Scott
 

David925

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Capítulo 2

Justo salir del hangar, Zagor abrió el transmisor y se puso en contacto con el Almirante Nahm -Almirante, informe de la evacuación-

-Acabamos de superar el 60% de la población evacuada, señor. El resto de las naves están en camino- dijo el Almirante.

-Muy bien, no cierre el canal de comunicación- respondió Zagor. Según los cálculos de los científicos, el sector más alejado de la Plana de Halfin, el punto de impacto del meteorito, era el sector 22.

En verdad, la cosa no estaba bien. El sector 22 era uno de los sectores más aislados, ya que la Plana de Halfin era el lugar donde ocurrió hace unos 30 años el desprendimiento de parte de Edros al pasar cerca de una estrella, y por tanto era el lugar donde había más mineros trasladados para trabajar en los filones de crionita. La mayoría de las naves salían de los sectores 4, 7 y 12, muy cercanos al supuesto punto de impacto. Zagor calculaba que cuando impactara el meteorito, o lo que fuera que llegara después de la explosión de las remolcadoras, habría aproximadamente 60.000 personas aún cruzando la órbita del asteroide para llegar al sector 22.

-Almirante, diga a sus hombres que abran sus transmisores y me escuchen- Zagor esperó hasta que recibió la confirmación del almirante -Atención les habla el general Zagor, la situación es la siguiente. Como todos saben un meteorito se acerca a Edros con posibilidad de impactar en su superficie. Mi escuadrón y yo nos dirigimos hacia dicho meteoro para intentar destruirlo o al menos desviarlo de su trayectoria actual de tal manera que no sea un peligro para Edros.- hizo una pausa -Puede ser que la misión fracase, puede ser que el meteorito no sea desviado lo suficiente o que la explosión no sea suficientemente grande para destruirlo o siquiera moverlo, así que les quiero preparados para lo que ocurra. De ustedes depende que la gente de Edros se salve o muera, así que necesito lo mejor de cada uno de ustedes, caballeros. Quiero que sepan que en caso de que yo falle al volver, cualquiera de los miembros de mi escuadrón asumirá el mando, y en su defecto lo asumirá el Almirante Nahm. Buena suerte, caballeros. Corto y cierro- Zagor cerró la comunicación.

Durante poco más de un minuto únicamente se escucho el zumbido de los impulsores de la nave, nadie en la escuadra se atrevía a decir nada, ni siquiera Max, que era especialista en hablar cuando no se debía.

-No pienso permitir que me tengan que nombrar general por tu culpa, tenlo por seguro- dijo de pronto Golle en un tono cordial. Zagor buscó a Golle en la nave que había en el otro lado del grupo de remolcadoras. Pudo descifrar una sonrisa de complicidad en el rostro de su amigo a través de los cristales de la cabina de la nave. Estaba claro que Golle quería decir que no pensaba dejarle en la estacada. Eso lo reconfortó, incluso sonrió para sí mismo.

Zagor tenía justo debajo la nave de Leth, remolcando las naves cargadas de explosivos. Justo debajo de Golle se figuraba que había la nave de Max, ya que no alcanzaba a verla. Detrás de las remolcadoras estaba Yojima que había activado el campo de contención que mantenía unidas las naves-explosivo.

Zagor hizo desaparecer cualquier sentimiento negativo de su cabeza y se dirigió a Yojima: -¿Qué tal vas ahí detrás?-
Yojima abrió su transmisor y respondió: -Estupendo, tengo el campo de contención al 14% de su potencia, puedo mantenerlo el tiempo que quieras-

Zagor volvió a abrir el transmisor y dijo -Muy bien, chicos, escuchadme, este es el plan. Nos acercaremos al meteorito la distancia suficiente para que la rayos tractores de las remolcadoras lleguen a la superficie de la roca, una vez que las naves empiecen a moverse por la atracción desconectaremos los magnetolinks y saldremos por patas, ¿entendido?-

-Tranquilo, igualmente no pensaba quedarme para ver los fuegos artificiales- dijo Max en un tono burlón. Tras él respondieron todos los demás de forma afirmativa.

Estuvieron otro minuto en silencio hasta que llegaron al punto que Yojima había calculado que estaba suficientemente lejos para que el efecto de la explosión no afectara a Edros y para que a ellos les diera suficiente tiempo para alejarse. Llegados a este punto los 5 apagaron sus impulsores.

-Yojima, desactiva el campo de contención- dijo Zagor. Tras decir eso el campó se desactivo y las naves remolcadoras, que hasta ahora había volado como un bloque, empezaron a balancearse aleatoriamente como si se trataran de balizas unidas por un hilo que flotaban en líquido. Vieron la roca acercarse lentamente. La sensación era inexplicable, Zagor sentía el instinto de salir corriendo en dirección opuesta, pero sabía que debía mantenerse allí. El meteoro parecía cada vez más y más grande, mucho más de lo que se había imaginado Zagor, pero los científicos sabían que el tamaño era descomunal y habían hecho los cálculos para que la carga de explosivos de las remolcadoras tuvieran algún efecto en el meteorito. No se dejó llevar por la aprensión y se mantuvo firme.

-Desactivad los magnetolinks- dijo Zagor, y los cuatro pilotos obedecieron -Yojima, activa los rayos tractores- añadió, y acto seguido siete rayos azulados aparecieron de la parte delantera del bloque de remolcadoras. Las naves empezaron a moverse hacia adelante, empezaron a acelerar. El plan funcionaba, las naves iban cada vez más rápido. Aceleraron más. Demasiado, iban demasiado rápido. No tuvo tiempo de pensar. Zagor activó el transmisor y dijo -Salid todos de aquí, ¡Ya!-

Todo el escuadrón activó sus impulsores y giró en redondo. Las naves remolcadoras se estaban precipitando demasiado rápido hacia la roca, la explosión no llegaría a Edros pero sí que podía alcanzarlos a ellos.

-¡Aceleradores!- los cinco cazas se impulsaron hacia adelante a gran velocidad. No era suficiente, la explosión los alcanzaría de todos modos. “¡Maldita sea!”, pensó Zagor, había enviado a su escuadrón a una misión suicida sin saberlo. Nadie se lo había dicho porque nadie podía saberlo. Max vociferó un insulto entre dientes a través del transmisor. Los aceleradores de las 5 naves se recalentaron y se detuvieron.

-Yojima, ¿y tu escudo de área?- dijo de pronto Zagor al recordar el componente que se instaló el manitas en su nave. Sabía que el escudo unipersonal que llevaba instalado cada nave de nada serviría.

-No creo que aguante Zagor, desde aquí la explosión va a ser muy fuerte- dijo Yojima con la voz acelerada por la situación.

-Tenemos que probarlo, quizás sea nuestra única oportunidad. ¡Formación en cruz!- tras decir eso, el escuadrón se puso en cruz con la nave de Yojima en medio. Yojima activo el escudo que cubrió a los cinco cazas.

-Zagor, el campo al 100% de potencia solo lo podré mantener durante un instante, ¡no será suficiente para aguantar le golpe!- dijo Yojima nervioso.

-No podemos hacer más muchachos, tenemos que mantener esto, quizás así alguno de nosotros pueda soportar la explosión y mantener el sistema vital de la nave operativo para que lo puedan rescatar- dijo Zagor cabizbajo. Sabía que seguramente no serviría de nada, pero no podían hacer más.

Era el fin. Seguramente ninguno de ellos sobreviviría a la explosión. Al menos sería una muerte digna. -Hemos enmendado nuestros errores, chicos, los hemos enmendado- dijo Zagor con voz de rendición. Hubo un silencio sepulcral.

-¡Activad los escudos personales, rápido!- dijo de pronto Yojima a través del transmisor. Zagor se quedó estupefacto y no reaccionó. ¿Para qué quería ahora Yojima los escudos?, si no servían de nada. -¡Maldita sea, Encendedlos!- repitió el técnico y Zagor hizo caso. En ese momento vio una gran explosión por el reflejo del acerglass de su cabina. Las naves habían explotado y la onda expansiva se dirigía hacia ellos a toda velocidad. Miró al cielo estrellado pensando que sería lo último que vería, pero había algo raro, veía el cielo nítido, muy nítido. ¿Acaso es que el escudo no funcionaba? Eso ya daba igual. Con o sin el escudo era el fin.

De pronto la nave se vio sacudida violentamente por la onda de choque de la explosión. Todos los indicadores hacían pitidos y se encendían luces de emergencia. Zagor se dio un golpe contra el respaldo del asiento que le medio aturdió. La nave se balanceaba de un lado a otro. Zagor había perdido la noción del tiempo y el equilibrio. De pronto la sacudida fue menguando y los indicadores dejaron de sonar de forma progresiva hasta que hubo un silencio total. Silencio total. Pese a su aturdimiento reconoció el sonido que indicaba que el transmisor se encendía.

-¡Waahooooo!- oyó Zagor. Era una voz de júbilo. Abrió los ojos, y se descubrió en la cabina de su STAM-X Shadow Sniper. No estaba muerto, al menos eso le parecía. Oyó una risa a través del transmisor. Era la misma voz que antes. Al final la reconoció, era la de Yojima. Se repuso en su asiento y miró a través del los cristales de la cabina. Pudo ver la nave de Yojima a su lado. Yojima estaba saltando de alegría sobre su asiento, como si tuviera un ataque de risa. Delante de él vio la nave de Max, y al otro lado de Yojima identificó la de Leth. Se giró y vio detrás la Anin-12 Parsec de Golle. Estaban todos bien, al menos los pilotos.

-¡Sí señor, jajajaja!- Oyó a Yojima otra vez. Zagor se repuso del estupor y activó su comunicador -¿Estáis todos bien?-, preguntó. Respondieron todos, Yojima con especial entusiasmo.

-¿Qué te ocurre Yojima?- preguntó Leth con una voz un tanto rota, que hacía entender que se estaba reponiendo de la sacudida.

-Debe estar en estado de shock- respondió Max con un tono claramente despectivo.

-¡Nada de eso, cerebro de plasma!- respondió Yojima totalmente extasiado -¡Si no fuera por mi ahora tus insignificantes musculitos estarían repartidos por todo el espacio, Yeeehaaaa!-

-¿Qué ha ocurrido?- preguntó Golle que también se reponía de la sacudida.

* 1 Zab = 72 Celes = 1 Día
** 1 Dum = 30 Zabbis = 1 Mes

El técnico se explicó dándose aires de interés, -¿Os acordáis que hace unos dumes atrás un grupo de pilotos en Vega 2 descubrieron una tecnología de un Mantis Centinela Gigante que era capaz de anular los escudos de iones de la nave objetivo? Pues bien, unos zabbis atrás pude contactar con alguien que me facilitó una copia del plano de esa tecnología y me lo instalé en mi nave, pero con algunas modificaciones.-

-¿Qué modificaciones?- añadió Zagor con intriga.

Yojima continuó, haciéndose el interesante -Pues bien, mi “Anulador Iónico” es capaz no sólo de eliminar los escudos sino de absorberlos, así que es más bien un “Transceptor Iónico”. Lo he usado para absorber vuestros escudos y poder utilizar esa energía para reforzar el escudo de área. Ahora mismo tengo dicho escudo trabajando al 170% de su capacidad, ¿a que es genial?-

Hubo un silencio de estupefacción. -Muy buena, Tuercas, por fin uno de tus cacharros sirve de algo- dijo Max en tono burlón -Por esta vez pasaré por alto que me hayas llamado “cerebro de plasma”, pero la próxima vez que me lo digas te juro que me haré una chaqueta con tu pellejo, ¿entendido?- añadió con un tono amenazador, aunque Zagor pudo adivinar la sonrisa en la cara de Max.

Nadie respondió, pero todos estaban contentos. Pero esto aún no había acabado, aún no sabían cómo había quedado el meteorito después de la explosión, así que Zagor se puso manos a la obra.

-Yojima, analiza la situación del meteorito- dijo Zagor.

-Bien, que nadie desactive si escudo, ¿de acuerdo? Esto aún no ha acabado- dijo Yojima, y luego hubo una pausa -¡Ha funcionado! ¡Sí, ha funcionado!- dijo de pronto Yojima con gran entusiasmo, en lo que añadió -Ha habido impacto, las 7 naves han estallado al contactar con la superficie de la roca. La primera en impactar ha sido la de más a la izquierda, por lo que ha provocado la explosión consecutiva de las naves una a una. ¡Esta explosión ha desviado el meteorito lo suficiente para no impactar con Edros!- La alegría se apoderó del escuadrón. Lo habían conseguido, habían evitado una catástrofe, y vivían para contarlo.

-Solo hay un problema, Zagor,- añadió Yojima -el meteorito mide más o menos un 60% de su tamaño inicial, eso significa que el otro 40% se ha convertido en un motón de rocas de distintos tamaños que van en todas direcciones, incluidos Hauss, Edros y la flota klarbulana. Las rocas empezarán a impactar con nuestro escudo en unos instantes y poco después con la superficie de Edros.- La euforia se desvaneció por completo para devolverlos a la cruda realidad. Habían evitado una catástrofe mayor, pero era imposible evitarla por completo.

Zagor miró hacia Edros y pudo distinguir que había unas cuantas naves que aún se dirigían hacia el sector 22. No se lo pensó dos veces. -Escuadrón, vamos a ponernos en la trayectoria de las rocas que se dirigen hacia el sector 22 y haremos de pantalla protectora.-

Dicho esto, el escuadrón se puso donde suponían que pasaban las rocas que se dirigían hacia el sector 22. Los fragmentos empezaron a chocar contra el escudo, rebotando como si se trataran de globos llenos de aire. Eran muchas rocas pero el escudo resistía bien. Mientras tanto el resto de rocas se precipitaban hacia la superficie del asteroide. Zagor empezó a ver pequeñas explosiones en la superficie de Edros, por suerte pocos fragmentos impactaban cerca o dentro del sector 22, parecía la idea funcionaba bastante bien.

Tras un cel manteniendo la posición y viendo pasar rocas a su lado, la lluvia de fragmentos cesó.

-Rumbo al sector 22, muchachos- dijo Zagor, y el escuadrón, sin perder el escudo ni la formación, se encaminó a toda velocidad hacia donde estaba la mayoría de la población de Edros. Zagor abrió el canal de comunicación con la superficie en el transmisor y dijo: -Almirante, informe de los daños en cuanto tenga datos-
 

David925

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-Señor, los primeros informes indican que cuatro transportes han sido destruidos por las rocas y un quinto ha perdido uno de los impulsores, ha conseguido aterrizar en la superficie pero no puede seguir. El resto de transportes siguen llegando, señor- dijo el Almirante Nahm unos instantes después del mensaje de Zagor.

-Que un grupo de guardas se acerquen al lugar donde está el transporte dañado y que empiecen la evacuación de los civiles- dijo Zagor, que vino seguido por la respuesta marcial del almirante. Cuatro transportes. Eso son unos 4000 civiles muertos. Zagor se desanimó, sabía que había hecho lo que había podido, pero le había fallado a esas 4000 personas. 4000 personas habían muerto por las rocas que él había formado por la explosión que él planeó. No pudo evitar darse la culpa de esas 4000 muertes, y probablemente serían más por el transporte accidentado. No podía evitarlo. Yojima le sacó de su ensimismamiento, tenía algunas lecturas sobre la situación en Hauss.

-Zagor, he recibido lecturas sobre descargas energéticas en el área cercana a la flota klarbulana. Seguramente debe ser que ahora les están llegando los restos de la explosión- dijo Yojima. Tras una pausa añadió -Que extraño… hay una lectura de una descarga continua de energía, no es la descarga de un cañón, ni de un escudo, es demasiado grande… No consigo identificarlo-

Zagor tuvo un mal presentimiento. ¿Una descarga de energía continuada? Los cañones de punto provocan una descarga de esas, pero no se vería solo una sino centenares, y con discontinuidad, no de forma constante. -Almirante Nahm, ¿tenemos alguna manera de ver lo que está ocurriendo en Hauss?-

-Tenemos un satélite de observación intacto, señor.- el Almirante hizo una pausa -Ehm, no sé cómo describir lo que veo señor… parece… parece como si algunas de las naves klarbulanas estuvieran concentrando su energía en la parte delantera, señor. El resto de naves se dedican a disparar a las rocas que se les lanzan encima, parece que alguna de esas naves ha sido alcanzada, pero solo naves de pequeño tamaño.-

-Están activando los cañones de Polarones- dijo Yojima de forma tajante. Zagor no se lo creía. En su interior deseaba que ese ataque de los Klarbul hubiera sido solo un saqueo, pero ahora sabía que no era así, iban a destruir el asteroide entero. Y tras Hauss destruirían Edros. No dudó ni un segundo.

-¡Almirante! ¡Empiece la evacuación del asteroide! ¿Cuál es el destino más cercano?- dijo Zagor atenazado por el miedo de perder a toda la población de Edros.

-Molikar, señor. De inemdiato empezamos la evacuación- dijo el Almirante, que cortó la comunicación.

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El Almirante se separó del comunicador y se acercó al grupo de personas que estaban cerca de él, entre ellos había Adir y el propio Presidente. Al acercarse, todo el mundo se apartó para hacerle un hueco y detuvieron su conversación. -El general Zagor ha ordenado la evacuación inminente del asteroide, presidente, nos ha indicado Molikar como nuestro rumbo.- dijo.

El presidente bajó la cabeza, pensativo. Tras unos instantes el científico, que se encontraba entre ellos, habló con nerviosismo -Señor, las lecturas que hemos recibido indican que los cañones de polarones se están cargando, ¡Hauss está condenado! Si no…-

-Ya lo sé, señor Sabinskyi, gracias.- dijo el presidente, cortando bruscamente al científico. -Adir, creo que ha llegado el momento de que utilicemos nuestra última carta.- Adir lo miró, y tras un segundo hizo un gesto de aprobación con la cabeza. Adir salió de la sala sin mediar palabra. El presidente se dirigió a la docena de personas que tenía alrededor, que lo miraban con cara de expectación.

-Caballeros, debo pedirles disculpas, hemos estado trabajando de forma secreta en una nave de transporte de gran tamaño. Muchos de los científicos de este asteroide han trabajado toda su vida en ella, pero no podían decir nada, como comprenderán una nave así podría haber armado mucho revuelo en la población con su típico alarmismo. El señor Sabinskyi, aquí presente, es uno de esos científicos, espero que lo disculpen, pero tenía órdenes claras de no hablar de ello antes que yo o el señor Adir lo hiciéramos.- Todo el mundo se giró para mirar al científico, quien no pudo evitar bajar la cabeza en señal de aprensión.

-Bien señores, esta nave se encuentra bajo el Hangar número 20, muy cerca de aquí. Quiero que empiecen la evacuación del asteroide. Esta nave tiene capacidad para 100.000 personas, si es realmente grande.- Dijo al ver la cara de estupefacción de algunos miembros. -Aún así, como ven no cubre la mayoría de la población, quiero que hagan lo siguiente. Quiero que todos los transportes excepto los que vienen del sector 1 al sector 14 salgan ahora mismo en dirección a Molikar, muchos de estos transportes no llegarán, pero tendrán más posibilidades si se alejan ahora mismo. Los de los sectores del 15 y 23 irán a la nave “Clarice”. Si, así la hemos llamado. Almirante, quiero que distribuya sus guardas entre los trasportes y que partan de inmediato, el resto, seguidme.- dijo el presidente, que añadió -Cuando haya terminado venga usted también, Almirante-

-Señor, ¿informo al general Zagor?- dijo el Almirante girándose hacia el grupo de directivos, que ya se iban.

-Dígale que la evacuación está en marcha y que pronto empezará a ver salir transportes- dijo el Presidente.

Tras decir eso, uno de los guardas que estaba siguiendo el movimiento de la flota klarbulana utilizando el satélite se acercó corriendo a los dirigentes. -¡Mi señor! Creo que hay una cosa que debería ver, vengan por favor.- Todos le siguieron. Mientras se dirigían a las pantallas el Almirante ordenó a los guardas que pusieran en marcha la evacuación tal como había dicho el presidente.

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De repente se hizo un silencio inesperado, como si un zumbido casi imperceptible que había estado sonando durante todo el rato hubiera cesado. Yojima abrió el comunicador.

-¡Zagor, las descargas de energía han cesado!- Esa frase congeló a Zagor. No sabía porque pero quiso girarse para ver Hauss.Sabía que a simple vista no vería nada, pero gracias a la transmisión que recibía del satélite de Edros, pudo ver como los tres cruceros de la flota tenían una especie de aura rojiza en su parte delantera.

Tras unos segundos de silencio las tres naves abrieron fuego. Tres rayos blancos cruzaron de forma simultánea el espacio que había entre la flota y la superficie de Hauss, donde impactaron en el mismo punto exacto. Tras un segundo apareció del punto de impacto un pequeño anillo de explosiones que se iba extendiendo de forma lenta y continuada. En el área arrasada por el anillo, solo quedaba la roca completamente negra.

Había un silencio inmenso. Solo se oía un ligero crepitar, fruto de las continuas explosiones en la lejana superficie de Hauss. Ese era el sonido de millones de personas muriendo, el silencio. Zagor no lo podía creer, estaban presenciando una masacre y no podían hacer nada, solo mirar. Y llorar. Llorar de rabia por no ser capaz de evitarlo, llorar por querer destrozar esas naves con tus propias manos y no poder hacerlo. A Zagor se le llenaron los ojos con lágrimas llenas de rabia y odio. El desánimo lo llevó y perdió la noción del tiempo. No supo cuanto rato estuvo mirando la destrucción, pero no se movió hasta que el anillo de explosiones perfiló toda la superficie de Hauss y la dejó completamente negra. Las explosiones cesaron, y tras ellas solo quedó una roca muerta, sin vida ni parajes maravillosos. Sin personas disfrutando de esos parajes…

Golle abrió el comunicador. -Zagor…- hizo un larga pausa -Debemos irnos, nos necesitan en Edros-

Zagor no reaccionó hasta un rato después. Entonces viró su nave y volvió a ver Edros. Lo veía oscuro, triste, apagado. Sabía que era fruto de su sufrimiento, pero no podía evitar el desánimo. Pilotaba la nave sin saber que la pilotaba, con la mirada perdida hacia el frente, sin mostrar ningún tipo de sentimiento. No tenía fuerzas para mostrar nada. Es más quería desaparecer de allí y maldecir para siempre el día que se le ocurrió destruir la roca que venía hacia Edros.

-Yo también siento lo mismo que tú, Zagor, ojalá pudiera arrancarles la cabeza a cada uno de ellos con mis propias manos y hacerles sufrir por lo que han hecho- La voz era de Leth, quien había permanecido en silencio durante casi toda la misión, seguramente para no provocar comentarios de Max. En su voz había odio, mucho odio. Viniendo de un klarbulano es realmente raro, y más aún si ese klarbulano quiere caer bien intentando no dar la nota.

-¿Incluso si tu familia estuviera a bordo de esas naves?- comentó Max. Realmente el comentario fue muy desacertado, Max era un profesional en eso, pero Leth no vaciló ni un momento y le contestó con la misma rabia que antes. -Mi familia murió el día que dejaron que me ejecutaran-

Tras ese intercambio de comentarios el Almirante Nahm se puso en contacto con el escuadrón. -General, la evacuación está en marcha. Han empezado a partir transportes hacia Molikar y están en camino los supervivientes del transporte accidentado.- “¿Para qué?, si no vamos a salir vivos de esta”, pensó Zagor. No contestó, ni siquiera hizo el intento. Estaba harto, harto de todo, harto de tanta muerte y tanta destrucción, harto de no poder hacer nada. Harto de vivir.

-De acuerdo Almirante Nahm- dijo Golle un poco indignado al ver que Zagor no reaccionaba. -¡Maldita sea, Zagor! ¡Así no nos sirves de nada! ¿Crees de veras que hemos hecho lo que hemos hecho para nada?- Esas palabras despertaron a Zagor, pero aún así no veía ninguna salida, ¿de qué serviría todo si al final Edros iba a ser destruido igual que Hauss?

-El cara-pelota tiene razón. Hauss estaba sentenciado antes de que empezáramos todo, ¿de verdad crees que podías hacer algo? ¡Pues claro que no! Tienes dos cañones y nada más. Con eso puedes freír algunas naves pero no salvar un jodido asteroide de una flota bien armada. Además, que estés así no es bueno para mis intereses, me gustaría poder tomar un trago esta tarde, ¿sabes?, así que más te vale espabilar o me largo.- añadió Max, que parecía haberle leído el pensamiento.

“Tienen razón”, pensó Zagor. No servía de nada desanimarse, solo servía para morir. Si moría él no le importaba, pero sabía que también arrastraría a la muerte a todo su escuadrón, y sabía que lo seguirían, aunque Max dijera que prefiere un buen trago antes que a sus compañeros.

-A ver chicos, siento cortaros el rollo pero la flota está virando tomando rumbo a Edros, no creo que tengamos mucho tiempo.- dijo Yojima. Hizo una pausa -No lanzan la flota al ataque, van en bloque… eso quiere decir… ¡qué creen que tenemos armas planetarias!, ¡seguramente lo creen por la explosión de la roca!. Eso nos da cierta ventaja, tardarán bastante más si avanzan en posición defensiva.- parecía un poco aliviado al descubrir que la flota tardaría aún un rato en llegar.

La información facilitada por Yojima y el hecho de ver a tres o cuatro transportes abandonando Edros repuso a Zagor, y se dio cuenta que no todo estaba perdido. No tenía tiempo para lamentarse, tal como ya se había percatado antes de la destrucción de Hauss. Si su escuadrón se pudo salvar de una muerte casi segura en la explosión de la roca también podía salvar a la población del asteroide.

-¡Almirante Nahm!, ¿cuántos trasportes quedan en superficie?- dijo con una voz bastante autoritaria.

-Unos noventa señor, otros sesenta ya están en ruta- contestó el Almirante.

-¿Noventa? ¿Qué ha ocurrido con el resto de transportes?- replicó Yojima al contar y ver que eran muy pocos para la población a evacuar.

-Disculpen, caballeros, pero se ve que el Presidente tenía una pequeña sorpresa guardada para estas situaciones. Acérquense al sector 22 y lo verán.- dijo el Almirante, haciéndose el interesante sin dejar de ser marcial.

“¿Una pequeña sorpresa?”, pensó Zagor. No creía que fuera ningún tipo de arma porque se la habría facilitado para destruir el meteoro procedente de Hauss que amenazaba Edros. Calculó que había aproximadamente unas 150.000 personas en los transportes, así que faltaba una parte considerable de la población por encontrar transporte. La cosa no pintaba bien, hasta que llegaron a las inmediaciones del sector 22.

Cerca del hangar 20, en el sector 22, una nave plateada descomunal levitaba a baja altura por encima de la superfície. Tenía una forma de semilla de girasol, pero aumentando su tamaño millones de veces. En la parte más delgada, la delantera, se alzaban un gran número de antenas que circundaban una apertura de acerglass que Zagor suponía que era la cabina. En sus laterales se abrían un gran número de entradas de hangar en las que no paraban de entrar naves transportadoras por los dos lados. En la parte trasera tenía cuatro impulsores integrados en el casco y otros cuatro externos, que Zagor suponía con alegría que esos externos serían los propulsores de salto estelar de la nave.

-Bienvenido, general Zagor, le presento a “Clarice”. Disculpe el secretismo, pero no creíamos necesario exponerla hasta un verdadero peligro, y creo que después de lo que ha ocurrido en Hauss se puede considerar un verdadero peligro.- dijo la voz del presidente desde el transmisor.

Tras decir eso una explosión en el lateral derecho de la nave de Zagor lo sacudió y le hizo perder la estabilidad.

-¡Una avanzadilla!- dijo Leth con voz de aviso. De pronto todo el escuadrón Zagor se giró hacia las naves enemigas. Zagor recuperó el control y se unió al grupo. -¡Estoy bien, solo es daño de casco! ¡Acabemos con ellos!-

Al frente de ellos un grupo de una veintena de cazas klarbulanos se precipitaban a toda velocidad contra el escuadrón. Los cazas de la flota de Klarbul son unos tri-alas con la cabina en la parte delantera, la cual lleva dos cañones de iones. “Por suerte estas naves no llevan armas de punto, los transportes están aún medio seguros” pensó Zagor. El escuadrón activo sus escudos y avanzaron en línea recta a los cazas, cuando los tuvieron a tiro, los cinco empezaron a disparar. Zagor identificó dos explosiones justo antes de cruzarse con el resto de cazas klarbulanos. Hizo un viraje en redondo usando una combinación de loop y tirabuzón para recuperar la posición justo detrás de las naves klarbulanas. Tras las naves pudo ver a “Clarice”, que había activado unos escudos de iones.

Los cazas klarbulanos se dispersaron y empezaron a volar por todas partes cruzándose constantemente con las naves del escuadrón que protegía el transporte gigante. Zagor consiguió poner en mira a un caza y lo destruyó con tres disparos, pero acto seguido recibió dos impactos en el escudo por parte de otro caza que cruzó en diagonal. Volvió a virar y vio como Golle y Leth destruían dos cazas más. De pronto una explosión por encima de su cabina cruzó haciendo un ruido metálico. La onda expansiva era plana y circular. Se trataba de las cargas sísmicas de Yojima. Seguro que alcanzó a alguna nave.

Tras la explosión se le puso un caza justo detrás disparándole a diestro y siniestro. Concentró la energía en los escudos traseros y frenó en seco la nave. El caza klarbulano desvió su trayectoria, pero no pudo evitar el choque con el escudo de Zagor. Impactó en el ala superior y la destrozó, lo que le hizo perder el control. Zagor aprovecho para asestarle un disparo y freírlo.

Viró su nave y se encaró al lugar por donde debía venir la flota klarbulana, y vio que tres de los cazas huían de la batalla. Max destruyó uno de ellos durante su trayecto. Tras los cazas se veían las naves de la flota. Estaban muy cerca, habían roto la formación de defensa y avanzaban a toda prisa. Las fragatas estaban al caer, y estas sí llevaban armas de punto.

-¡Maldita sea!- dijo Zagor -¡¿Cómo va la evacuación?, los Klarbul están aquí!-

-Ya está lista, señor.- dijo el Almirante Nahm. Fue un alivio, al menos saber que “Clarice” estaba llena. -Estamos listos para hacer el salto a Molikar-

-¿Y el resto de transportes?- preguntó Golle, sabiendo que los transportes rutinarios no tenían propulsores estelares.

-No podemos hacer nada, señor, lo siento- respondió con tristeza el Almirante. Esas palabras destrozaron otra vez a Zagor por dentro.

-General Zagor- dijo de pronto la voz del presidente -Necesitamos que escolte a “Clarice” hasta Molikar, ¿cree que su escuadrón podrá hacerlo?-

-Si, señor- dijo Zagor, aun con la idea de que el resto de trasportes iban a ser destruidos. De pronto recordó que habían instalado el propulsor de salto a la AnIn-1300 del cabo Athel. No podía tomar el hiperespacio.

-Zagor, no tienes propulsor de salto estelar.- dijo Yojima suave, como si no quisiera herir a Zagor con su comentario.

-Tienes razón, debo ir dentro de la nave, no tengo propulsor estelar.- dijo Zagor con voz triste y apagada.

Tras eso, no se dijo nada más. Zagor tomó rumbo a uno de las entradas de los laterales de “Clarice” y entró en ella. El resto del escuadrón se puso en posición para escoltar la nave. Tras entrar en el hangar, vio como llegaban las fragatas klarbulanas a la órbita del asteroide. No reaccionó, estaba exhausto y desolado.

Los primeros rayos de los cañones de punto empezaron a brillar en el espacio y hubo las primeras explosiones. La nave empezó a notar las primeras sacudidas. Zagor entró en el ascensor que lo llevó hasta el puente de mando. Estaba cabizbajo, nada había salido bien, ni la misión, ni el envío de ayuda con el cabo Athel, nada,todo en vano. Edros y Hauss serían destruídos sin ninguna posibilidad de rendición.

Cuando estuvo allí vio a un montón de personas en las esquinas, todos silenciosos. En los controles había guardas y dirigentes de Edros, todos vitoreándole y dándole ánimo mientras cruzaba el puente, donde en el otro lado le esperaba el presidente. Pero él no estaba contento, estaba destrozado. Se dejó caer sobre su sillón al lado de los comandantes y del presidente, quien no dijo nada. No hacía falta decir nada, estaba tan destrozado como él.

En una esquina de la apertura de acerglass pudo ver los tres cruceros de la flota klarbulana. Habían llegado a la órbita y tenían sus cañones de polarones preparados. Las fragatas seguían destrozando todo transporte que encontraban a su paso. Mil personas morían en cada explosión.

-“Clarice” y su escolta están listos, señor- dijo un guarda, dirigiéndose al presidente.

-Adelante- respondió este. Tal como dijo eso los tres cruceros abrieron fuego sobre Edros de la misma forma que lo hico con Hauss. Y tras ese momento Edros desapareció de la vista y se hizo el silencio. Estaban en el Hiperespacio, viajando hacia Molikar.

Una madre con su hijo, que se encontraban en el puente, se acercaron a Zagor. El niño era muy pequeño y lo llevaba su madre en brazos. Al acercarse, el niño le cogió la barbilla a Zagor. Eso le reconfortó.

-Gracias- dijo la mujer con lágrimas en los ojos.
 
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